He decidio empezar a caminar antes de que el sol salga para alcanzar el bus de las nueve que va de Syabrubesi a Kathmandu. Debo camina rápido.
A las cuatro de la mañana me levnato venciendo el frío que se apodera de mis huesos. Una vocecita me dice: mira hacia arriba, y ahí me encuentro con mi milagro del día. El cielo más estrellado que jamás he podido ver. He visto todas las estrellas, las que tienen nombre y las que no. Los planetas y astros luminosos, mientras a tientas me pongo los zapatos.
A las 8:30 a.m. he pisado Syabrubesi. Con una sonrisa leve de haber cumplido lo que deseado a las 9 tomo el bus a Kathmandu, luego de despedirme de mi guía durante estos 6 días de caminata y de descubrimiento interior.
Agradezco a quienes espiritualmente me acompañaron en este camino.
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